Vídeo sobre el V Centenario del descubrimiento del estrecho de Magallanes

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01 diciembre 2020


Nos encontramos celebrando el V Centenario del Descubrimiento del estrecho de Magallanes, de ahí que el Ministerio de Cultura y Deporte lance este vídeo conmemorativo de uno de los hitos más importantes de la historia de la geografía y cartografía universal.

Hace 500 años, un 28 de noviembre, los barcos de la Armada de Magallanes, que culminarían con la primera vuelta al mundo, se encontraban en la desembocadura del paso que unía definitivamente las aguas de los grandes océanos del mundo, el Atlántico y el Pacífico. Un hito con el que se cerraban décadas de reconocimiento de aquella infranqueable masa continental americana, y que dejaba paso a abrir la ruta de la navegación hacia las regiones asiáticas.

La expedición zarpó de Sevilla el 10 de agosto de 1519, cruzó el Atlántico, recorrió el perfil americano ya conocido de las tierras de Brasil y la desembocadura del Río de la Plata. A partir de ahí, se enfrentaban a lo desconocido, el perfil de la costa los llevaba a latitudes cada vez más al sur, donde la climatología era dura y cada vez más adversa, llevándoles una invernada de más de cinco meses en latitudes argentinas. Por fin,  14 meses desde que la expedición saliera de Sevilla, llegaron a la entrada oriental del Estrecho, un cabo al que los españoles llamaron Cabo Vírgenes, por ser el día de la festividad de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes.

“Y a los 21 del dicho (mes de octubre) tomé el sol en 52 grados limpios a cinco leguas de tierra, y allí vimos una abierta como bahía, y tiene a la entrada a mano derecha, una punta de arena muy larga, y el cabo que descubrimos antes de esta punta se llama el cabo de las Vírgenes”. Riloto Francisco Albo.

A partir de entonces los barcos se internaron en el laberinto de canales y pasajes que recorren el estrecho, una geografía laberíntica condiciones meteorológicas durísimas, con rachas de vientos, corrientes y cambios de mareas fortísimos, por los que navegaron durante casi un mes, en un continuo prueba error, para buscar la salida de aquel estrecho soñado.

“En algunas partes es muy angosto, especialmente desde la mitad para el Poniente en donde tiene la tierra de ambas partes muy altas, hace mucho frío y hay en él muchos ríos, aunque no grandes, que tienen el agua muy clara y fría. La entrada de este estrecho para el poniente es de tierra nublada y muy angosta, en él la salida no tiene ninguna señal, tanto que en saliendo de él tres leguas a la mar, no se divisa la boca….” Ginés de Mafra.

Magallanes ordenó dividir la flota para reconocer sus costas, y a los pocos días, comprobaron que las aguas seguían siendo tan saladas como en la mar, llegando a la conclusión de que no se encontraban en la desembocadura de ningún gran río, sino que por fin estaban dentro de un estrecho que unía dos mares. Reunida la flota de nuevo y con esperanzas redobladas, Magallanes decide continuar con la exploración de aquellos canales y pasajes. Se adentran en el que se abre hacia el SO. Pasan el Paso del Hambre, el Paso Froward, el Paso Inglés,  el Paso Largo y el Paso Tortuoso, hasta arribar a un río que denominan de las Sardinas, desde se envía chalupa adelantada con víveres y unos cuantos hombres, que al subir a la cumbre de una gran montaña nevada divisaron el final del Estrecho.

Mientras todo esto sucedía, la San Antonio había decido desertar y regresar a España, de modo que los tres barcos restantes de la flota, La Trinidad, Victoria y Concepción, deciden continuar navegando rumbo al océano recién descubierto, siguiendo el perfil de la costa, navegando entre altos y amenazadores acantilados, hasta que por fin llegan a cabo Deseado: el final del estrecho. Así culminan el paso del tan deseado estrecho, 38 días en los que habían recorrido las 305 millas náuticas.

 “El miércoles 28 de noviembre, desembocamos del estrecho para entrar en el gran mar, al que enseguida llamamos Pacífico, en el cual navegamos durante tres meses y veinte días sin probar ningún alimento fresco”. Antonio Pigafetta.

Pigafetta sentenció que “yo creo que no hay en el mundo mejor estrecho que éste”.  Pero aun resulta impresionante, que un grupo de marinos a bordo de unas naos impulsadas por velas cuadras, por lo que la posibilidad de ceñir no existía, se atrevieran a desafiar a los vientos y a las fuertes corrientes que se enseñorean de estas aguas, y que las vencieran sin pérdida de ninguno de sus barcos.

Lo que no cabe duda, es que el descubrimiento estrecho de Magallanes, sin duda uno de los hitos más importantes de la historia universal. A nivel cartográfico el descubrimiento del Estrecho, supuso un enorme revulsivo. Con la constatación de su existencia, quedaba demostrada la continentalidad de América, la inmensidad del Océano Pacífico y la región asiática, que a partir de entonces se reconocerían y plasmarían en los mapas europeos en toda su dimensión, en los que se empezó a dibujar la verdadera imagen del planeta en que vivimos.

Quedaba constado que el mundo estaba unido por sus grandes océanos, y por los caminos del mar, y se abría una nueva era de comunicación y conocimiento mundo de las grandes regiones del planeta. En definitiva, un hito histórico, que respondió a la inquietud de del hombre por conocer, explorar y avanzar, que revolucionó nuestra concepción del mundo e inició una corriente comercial y cultural, de la que en plena era de la globalización, aún somos herederos.

Narradora: Guadalupe Fernández Morente. Historiadora. Fundación Nao Victoria.