La diversidad cultural de la primera circunnavegación del globo

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Fernando Sáez Lara

Director del Museo Nacional de Antropología

El quinto centenario de la primera circunnavegación del globo nos parece una excelente e
inaplazable oportunidad para preguntarnos qué ha sido, quinientos años después, de las
comunidades con las que los expedicionarios entraron en contacto, esas que, a su modo, pero
siempre de forma muy significativa, movido por la perplejidad provocada por semejante
diversidad, nos va describiendo Pigafetta a lo largo de su crónica de la singladura, uno de los
grandes tesoros legados por este viaje gracias a que milagrosamente don Antonio sobrevivió a
todas las adversidades. ¿Han sobrevivido también ellas a los procesos de colonización y
alienación que se han sucedido a lo largo de esos cinco siglos? ¿Cómo se han adaptado? ¿Sus
integrantes se han mezclado forzosa o voluntariamente con otras gentes y otras culturas
dando lugar a nuevas identidades? Quienes habitan hoy esas regiones, ¿son o se sienten
descendientes de aquellas sociedades? Y, sobre todo, ¿qué representa en su propia historia,
qué huella ha dejado en su memoria colectiva, el hecho de que unas naves cargadas de
verdaderos “alienígenas” barbudos fondearan por unos días frente a sus costas entre 1519 y
1522?
En realidad, lo coherente sería trasladar esta pregunta a esas comunidades, que fueran ellas
las que se manifestaran directamente, sin mediaciones ni condicionantes, con mayor o menor
corrección política, con los medios o las expresiones que prefirieran, y para ello repetir de
forma virtual aquel excepcional viaje.
Para recalar primeramente en Río de Janeiro y en su Museo de la Favela para escuchar las
voces de la vertiente más radical de esa sociedad mestiza y desigual pero fascinante que es el
Brasil actual. Además de lamentar la recientísima y trágica pérdida de uno de los más
importantes “bancos” de su memoria colectiva: el Museo Nacional de Río.
Para hacer después cabotaje por las costas de la Patagonia y la Tierra del Fuego para dialogar
con las gentes de la más variada procedencia que ahora las habitan como consecuencia de
procesos de colonización tardíos pero muy traumáticos, amparados por la lejanía de los
confines del mundo.
Para cruzar a continuación el enorme océano que los propios exploradores bautizaron como
"pacífico" y en el que quizás embarranquemos en algún territorio entonces inexistente, la isla
de plástico -otro fruto del “progreso” mal entendido y peor gestionado-, pero que, de haber
existido, tampoco habría supuesto ninguna ayuda para los desesperados marinos, antes al
contrario.
Para fondear por fin en Guam, que no es una isla de ladrones como injustamente nos la
describe la crónica, sino, hoy, el lugar en que florece una cultura chamorra con una fuerte

consciencia de su propia historia y su identidad, marcadas por la relación con remotas culturas
dominantes a lo largo de los últimos siglos.
Para seguir viaje luego hasta Cebú y Mactán, y escuchar una versión muy diferente a la que
conocemos del “incidente” que le costó la vida a Magalhaes y por qué Lapulapu es
considerado un héroe y los expedicionarios de 1521, unos intrusos que, como tales, era
necesario expulsar.

Y para proseguir la singladura de regreso por Brunei, las Celebes, Ciudad del Cabo y Cabo
Verde con la misma intención, etapas donde queremos crear invitaciones para establecer un
repetido diálogo intercultural, que nos permita releer el pasado de una forma polifónica pero
también construir un futuro basado en el respeto mutuo y en la aceptación de la visión de los
otros como tan válida y legítima como la nuestra.
Porque creemos a su vez que es una ocasión sobrevenida pero afortunada para tomar el pulso
a cuál es el panorama cultural y social del mundo en que vivimos, en los albores del tercer
milenio, con sus conflictos heredados o presentes y sus oportunidades de futuro, a partir de
las voces y los testimonios de las personas que habitan en unos cuantos rincones del planeta,
de forma tan aleatoria pero significativamente transversal como nos permite seguir los pasos
de otro puñado de personas, las que hace 500 años rodearon por primera vez ese mundo.

Imagen de José Manuel Núñez de la Fuente