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La navegación antes y durante de la expedición

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Instituto de Historia y Cultura Naval

Armada Española

Buques

Los barcos eran sólidos y maniobreros, pero al ser de pequeño tamaño y de madera se resentían bastante de la fuerza de los elementos contra los que se enfrentaban, principalmente el oleaje. Dos eran los tipos principales, la nao, más grande y por tanto con más velamen, sustancialmente de carga, y la carabela, más liviana y ligera, para exploración y transmisión de noticias y cargas menores.

Utilizaban dos tipos de velas, las cuadras, para aprovechar más los vientos favorables, los que soplan en la dirección en que se navega, y las latinas, capaces de navegar un tanto contra el viento. Para desplazarse cuando no había viento, especialmente en la costa para surgir (fondear) o salir de puerto, utilizaban los botes, el más grande de los cuales era llamado batel cuya función principal era la de hacer la carga y descarga, pues como los puertos carecían de otros muelles que pequeños embarcaderos, donde los había, los barcos siempre quedaban fondeados.

Para las labores de mantenimiento de los cascos de los barcos, básicamente el carenado, simplemente los varaban en las playas.

La mayor parte de la dotación carecía de espacio privado alguno, y dormía donde podía. Solo los mandos principales, el capitán, el jefe superior de la navegación, el maestre, que venía a ser el capitán de mar, y el piloto, que determinaba la posición del barco, el rumbo a seguir, y la utilización de las velas, disponían de alojamientos privados.

Navegación

Cualquier marino de la época, como cualquier persona mínimamente educada, sabía que la Tierra es redonda, que los cielos giran (aparentemente) alrededor de ella, y que el eje de giro, que la atraviesa, apunta hacia la estrella Polar, por lo que ésta indica lo que llamamos el Norte. Además, comprendían que, por ese giro, a mitad de su camino diurno, los astros alcanzan su máxima altura cuando están en dirección Sur (o Norte si el observador está suficientemente al Sur). Esto les permitía tener una idea bastante  buena de la dirección en la que se movían.

Además, sabían que la inclinación sobre el horizonte, tanto del Sol como de la Polar, que medían con el astrolabio o el cuadrante, y la ballestilla respectivamente, indica, mediante sencillos cálculos, la latitud del observador. Añadiendo a lo anterior la brújula, que se usó en Occidente desde la baja Edad Media, y una medición rudimentaria de la velocidad sobre el agua con relojes de arena, podían calcular con alguna precisión el camino recorrido en longitud.

La cartografía había progresado enormemente en los dos últimos siglos, estando fijadas con bastante precisión las posiciones de todas las costas de los mares más transitados, pero era muy imprecisa para los poco conocidos, e inexistente para grandes porciones de la Tierra. El desconocimiento más notable era el de la dimensión de la esfera terrestre, que muchos creían menor de lo que es en realidad, por lo que se discutía si el Índico era el mar que bañaba el Nuevo Mundo (América), y algunos pensaban que las Molucas estaban relativamente cerca de las costas occidentales del
Mar del Sur (Océano Pacífico), recién descubierto por tierra desde lo que hoy es Panamá.

Es decir, sabían con cierta exactitud dónde estaban y que dirección tenían que seguir para ir a un punto determinado de la superficie del globo terrestre. Naturalmente los errores podían ser grandes dependiendo de lo cubiertos que estuvieran los cielos (las nubes les impedían hacer las observaciones de los astros), los errores de las mediciones hechas con sus instrumentos, y la fuerza y dirección de las corrientes, que solo cerca de costa podían apreciar.

Alimentación

La dieta estaba basada fundamentalmente en alimentos secos o desecados, como legumbres y arroces, y salazones, o de larga duración como ajos, pan recocido (galleta), y aceite. La ración se repartía una vez al día a la marinería dividida en ranchos, cada uno de los cuales se cocinaba su propia comida. Más que agua, siempre que podían, bebían vino, por ser mucho más seguro que aquella cuando lleva tiempo almacenada. El mayor problema al que se enfrentaban era la falta de vitaminas cuando en las navegaciones más largas carecían de alimentos frescos.

Salud

Los barcos, espacios atestados por definición, carecían de espacios siquiera sanitarios.
La evacuación de todo tipo de residuos, era encima de la borda al mar, y así hacían sus necesidades los tripulantes, más o menos asistidos de sencillos asientos colgantes. En las bodegas las plagas de insectos y aún de roedores eran inevitables. En las navegaciones largas la enfermedad más temible, provocada por la avitaminosis, consecuencia de la carencia de alimentos frescos, era el escorbuto.